martes, 26 de agosto de 2008

La libertad de ser tú mismo

ANTO DOMINGO.- Un día, Rossy decidió que no sujetaría más su cabellera a los cánones de belleza tradicionales. Dejaría su melena rizada tal y como marcaron sus genes y diría adiós al desrizado y los salones de belleza. Se cortó el pelo y exhibió su afro por los pasillos universitarios con la seguridad que le daba sentirse libre de las ataduras que dictan los convencionalismos.

Pero su decisión, la cual consideraba algo muy personal, chocó de frente con los convencionalismos sociales que la acusaban de cometer el pecado de ser diferente. “¿Eres evangélica o de alguna religión de esas raras? ¿te metiste a hippie? Le preguntaban. Al ver que su decisión no era cosa pasajera, su madre y algunos familiares que lo habían tomado a la ligera, le empezaban a cuestionar sobre hasta cuándo iba a mantener el pelo crespo, poniendo en evidencia unos fenotipos raciales que en este país es conveniente ocultar.

Al igual que Rossy, la mayoría de los ciudadanos vive sometida a los parámetros sociales o familiares que dicen cómo deben lucir, qué religión o creencia política debe profesar, cuál carrera debe cursar e incluso, cuál debería ser su estado civil llegado “el momento”.

Y es que en muchas de nuestras sociedades, donde se le rinde culto a la libertad, se libran batallas para mantener la soberanía nacional, al punto de sacrificar valiosas vidas, suele ser intolerante cuando algunos de sus ciudadanos toma la decisión de ir en contra de los parámetros establecidos.

Condiciones
Pero, ¿cuándo podemos decir que una persona es verdaderamente libre en su accionar y su pensamiento? Para el sociólogo José Antinoe Fiallo, “la construcción de una persona con una capacidad crítica y alternativa es un proceso prolongado y sistemático, de manera tal, que la persona pueda ir adquiriendo unas herramientas que le permitan enfrentarse a las realidades llegando a adquirir una personalidad reflexiva, es decir, alguien que no centra su vida en intereses particulares sino que la define en función de un proyecto social en el cual la mayoría de las personas deben tener oportunidad de vivir con justicia y dignidad”.

Fiallo entiende que para que exista libertad plena para un ser humano, primero es necesario que prevalezcan unas condiciones sociales mínimas de igualdad, donde las personas tengan sus problemas básicos mínimamente resueltos como son un hábitat digno, ingresos aceptables y acceso a sistemas de salud y educación que le permitan decidir cuestiones fundamentales de su vida.

Asegura que hay una relación estrecha entre el ejercicio pleno de la libertad y el ejercicio pleno de la justicia. “Tiene que haber justicia para que exista plena libertad, para que la gente construya su propio pensamiento reflexivo y desarrolle su identidad, su creación artística y cultural”.

Fiallo entiende que si aceptamos las potencialidades y somos justos con los demás es posible que se pueda desarrollar un ambiente de intercambio de la libertad, pues ambas libertades producen un escenario donde ambos se respetan mutuamente.

SOCIEDAD
Fiallo dice que en nuestra sociedad existen condicionantes culturales que fomentan la intolerancia, como son el machismo y la adultocracia (la imposición de los adultos sobre los niños) lo que lleva a crear personalidades autoritarias

Explica que las personas deben ser partícipes de lo que sucede en su entorno, viendo la sociedad como algo de lo que somos parte. “La sociedad diferente se construye a partir de lo que hacemos diariamente de forma adecuada y correcta. El poder está en nosotros”, asegura el sociólogo.

http://listin.com.do/app/article.aspx?id=71270

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