martes, 22 de abril de 2008

Hijos de la vida

Tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la vida, deseosa de sí misma. Vienen a través de ti, pero no vienen de ti. Y aunque están contigo, no te pertenecen.

Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes albergar y cuidar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana, que tú no puedes visitar, ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no busques hacerlos iguales a ti. Porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco en el que tus hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante.

Deja, alegremente, que la mano del Arquero te doblegue y lance la flecha hacia el infinito.

Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que es estable.

“El profeta”, Khalil Gibran, novelista y poeta libanés (1883-1931)

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